LA PEOR DE LAS MUERTES…EL PEOR DE LOS CRÍMENES
Publicado el abril 9, 2011, Bajo Nacional, Autor MonaLisa.
LA PEOR DE LAS MUERTES…EL PEOR DE LOS CRÍMENES
Hay muchas maneras de matar…
pueden clavarte un cuchillo en el vientre,
quitarte el pan, no curarte de una enfermedad,
meterte en una horrible vivienda,
torturarte hasta la muerte en un trabajo,
privarte de la enseñanza,
llevarte a la guerra, entre otras cosas…
Muy pocas de estas acciones están prohibidas por el Estado.
Bertolt Brecht (1898-1956)
Esta reflexión del gran escritor, maestro de teatro y humanista alemán es tan vigente hoy como lo ha sido siempre, desde que el hombre aprendió a acumular riquezas y a transformar el trabajo de los otros en herramienta de enriquecimiento propio. Y es que durante siglos, aquellos que han convertido un objeto inventado para el intercambio de mercancías –el dinero– en una deidad que los enloquece, han diseñado formas cada vez más elaboradas para aniquilar no sólo a los millones de esclavos, siervos, trabajadores, empleados, obreros, etc. que han utilizado como objetos desechables, sino a aquellos que amenazan su estatus de privilegio.
Las naciones que han alcanzado grandes avances tecnológicos se ufanan de civilizadas por el hecho de manufacturar sofisticadas armas de destrucción masiva y de abrigar en su seno a un puñado de familias que a base del apoderamiento ilegítimo de los bienes ajenos, han alcanzado fortunas que much@s no podemos siquiera concebir. Sin embargo, la pregunta es obligada: ¿existe un fundamento sòlido para considerarlas “civilizadas” cuando en ellas sobreviven amplios sectores sociales en una miseria material y espiritual lamentables mientras que, al mismo tiempo, un puñado de oligarcas depredan y originan daños irreparables al planeta?
No es de extrañar que el reducido número de mega-millonarios que hoy por hoy –y desde hace años– manejan a su antojo los mercados mundiales, jugando un ajedrez mortal con el destino y la vida de las grandes mayorías, cuenten con los servicios de especialistas en sociología y sicología de masas, cuya función primordial es diseñar los métodos más eficaces para intentar eliminar las capacidades de aprendizaje y análisis en el cerebro de aquellos a los que mantienen sojuzgados y explotados.
Hay dos vìas por excelencia para lograr tan criminal objetivo. La primera consiste en un sistema educativo ad hoc, es decir, dogmático y carente de cualquier ejercicio que fomente el intelecto y, sobre todo, el potencial del individuo para investigar, dudar, analizar…en suma, para ponderar lo que ocurre en el entorno para poder así incidir en el mismo con miras a beneficiarse y, con ello, contribuir al beneficio de su comunidad. Por supuesto que al hablar de beneficio, no sólo se considera la adquisiciòn de los bienes materiales indispensables para una vida sana y equilibrada, sino el crecimiento moral e intelectual que son componentes sine qua non para la construcciòn de sociedades que convivan en armonìa entre ellas y con el medio ambiente.
La segunda incluye el dominio de los medios masivos de informaciòn empleados para continuar la funciòn aniquilante de las potencialidades intelectuales por medio de una programaciòn diseñada especìficamente para terminar la tarea destructiva del intelecto iniciada por un sistema “educativo” deficiente.
Por todo lo anterior y porque nos queda claro que a lo largo de la evoluciòn de nuestros ancestros hasta llegar al homo sapiens, la facultad de pensar y de comunicar lo que se piensa, se razona y se aprende han sido herramientas indispensables para la sobrevivencia de nuestra especie, es que dichas facultades son consideradas derechos inalienables. Desafortunadamente, la historia igualmente nos muestra cómo la elitización del conocimiento ha sido empleada como arma letal para mantener el control de millones de vìctimas que, aparentemente, no tienen idea de que su intelecto està siendo suprimido, casi pulverizado con el fin de facilitar su “cosificaciòn”. En otras palabras, se trata del “asesinato” mental de seres humanos que son transformados en autòmatas, fácilmente utilizables y, por ende, desechables…y esto, sin la menor duda, se constituye en uno de los peores crìmenes perpetrados contra amplios conglomerados humanos…crímenes de lesa humanidad.
El inolvidable abogado y luchador por los derechos civiles, Clarence Darrow sentenció: una vez que dejas de reir, dejas de pensar y esta frase sencilla pero contundente, encierra una verdad incontrovertible: cuando un sistema opresor logra minar el espíritu al torturar ininterrumpiamente el cuerpo/mente de un individuo, no sólo se pierde la capacidad de ser feliz sino la de pensar. Este mismo concepto lo manejó el gran escritor italiano Umberto Eco en la estupenda novela En nombre de la rosa, que revela, por cierto, el papel fundamental que la alta jerarquìa eclesiástica, especialmente la católica, ha jugado en la comisiòn de este crimen.
La palabra “holocausto” ha sido mencionada cientos de veces, especialmente para referirse al asesinato de la comunidad judìa en las regiones de europa dominadas por el nazismo…sin embargo, a pesar de la enorme gravedad que implica el crimen de asesinar el intelecto, nadie, o casi nadie, levanta la voz en protesta por tan execrable delito cuya resultante ha sido, en no pocas ocasiones, la pasividad con la que pueblos enteros se resignan a un destino manifiesto, como si asì lo hubiese sentenciado el dios de su preferencia, sin siquiera concebir que poseen, en esa computadora magnìfica llamada cerebro, todo el potencial para dar el salto cuàntico de autòmatas a hombres y mujeres en control de su propia vida.
Es, probablemente, un ejercicio de enorme voluntad el dar ese gran salto…en ello nos va la propia vida.
Patricia Barba Avila
Consejo Nacional de Comunicadores Ciudadanos, A.C. (CONACC)
Titular del programa Desde la raíz transmitido por Radio La Nueva República todos los lunes de 22 a 24 hrs y todos los miercoles de 21 a 22 hrs (hora del Centro)
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