Moralmente derrotados, legislativamente ausentes; políticamente perdidos

Publicado el mayo 4, 2023, Bajo Opinión, Autor MonaLisa.


Nuevas narrativas
Por: Citlalli Hernández, Excelsior

Hasta hace algunos años PRI, PAN y PRD decían ser diferentes; en público y en elecciones, iban por separado, pero en el mayor momento de perversidad y crisis política, para pactar entre ellos, las cúpulas partidistas dejaron dogmas, causas, a su militancia y hasta su propia historia de lado, con tal de hacer negocios, repartirse presupuesto público y cotos de poder.

Bajo la lógica de cuotas y cuates, la clase política simulaba ser distinta y tomaba decisiones en lo oscurito, a costa de la gente. Cuando el PRI perdió hegemonía y el PAN llegó a la Presidencia en 2000, vimos con más claridad la simulación democrática. Luego, tras dos sexenios panistas, en un evidente pacto mediático y acompañado de compra de votos, el PRI volvió al poder en 2012.

A pesar de su regreso, previendo el ánimo popular de cambio y que su hegemonía seguía debilitándose, el PRI llamó a firmar un acuerdo que tras bambalinas implicó repartición de espacios y dinero (Pacto por México).

Desde entonces y desde antes, la única oposición en la arena partidista, eran las pocas representaciones vinculadas al movimiento que encabezaba Andrés Manuel López Obrador, obtenidas a través del PT y PRD. La oposición política, coincidente con algunas voces en la academia, la sociedad civil, el amplio movimiento social y en la ciudadanía, se opuso a políticas neoliberales que eran en perjuicio de la mayoría de la gente.

Tras casi 90 años de control legislativo, el PRI perdió en 2018 por primera vez la mayoría en las Cámaras, cuando el movimiento de López Obrador llegó al poder representando otra visión de país. ¿Será eso lo que tiene a la hoy oposición tan enojada? ¿que la lógica de cuotas y cuates ya no es la moneda de cambio para acompañar reformas? Porque la ciudadanía otorgó la mayoría legislativa y la confianza a través de su voto a la Cuarta Transformación que encabeza el presidente López Obrador.

Después del infantilismo político del MCPRIAN visto en estos días, me pregunto si a las y los legisladores de oposición nadie les dice que hicieron el ridículo o, peor aún, si están tan perdidos que creen que después de la supuesta defensa del INE, ahora piensan en el Inai como nueva bandera para tener respaldo, credibilidad o votos.

La democracia avanza a tal nivel que hoy es más claro: PRI, PAN, PRD y MC son un bloque que representa los mismos intereses. Intentan detener la transformación que respalda la mayoría de la población porque añoran su comodidad política y de privilegios. El 18 de abril, dicho bloque rompió la sesión en el Senado exigiendo que eligiera un comisionado del Inai, pues semanas antes, en el uso de su derecho constitucional, el Presidente vetó los nombramientos aprobados, pues, sostuvo, no respondían a una evaluación de perfiles, sino a una repartición de cuotas al viejo estilo: una persona era cercana al coordinador de morena y la otra, una conocida militante panista.

Hasta antes de ese momento, el PAN no cuestionó nada ni se desgarró las vestiduras en nombre de la transparencia; mientras les tocara algo, para ellos todo estaba bien. Es a partir del veto que decidieron impedir el desahogo de decenas de temas legislativos, encaprichándose a que ese tema se discutiera. Con la presión de tiempo, debíamos avanzar para atender temas pendientes y, en aras de que la oposición nos dejara trabajar, los coordinadores de los partidos acordaron ingresar nuevamente la votación al orden del día: se pondría a votación a un comisionado, el resultado fue 43 votos a favor, 67 en contra.

Tras desahogar dicho punto, la sesión debía continuar, pero a partir de entonces, con gritos, bocinas y profunda agresividad, el bloque del viejo régimen detuvo la sesión nuevamente.

Con base en las facultades de la Mesa Directiva del Senado, se convocó a sede alterna y, con la aprobación de cerca de 20 temas de interés, el 29 de abril se concluyó el periodo, sin que se presentaran ni un solo senador de oposición.

Pasó a la historia la fotografía sonriente de trajeados pactando ser uno mismo sin estorbarse, para convertirse en una estampa cómica de representantes del viejo régimen debilitados, sin rumbo, en pijama, sin utilizar la voz ni las ideas, sino los gritos y el ruido.

Y, mientras tanto, la transformación continúa…

COMENTA TAMBIÉN SIN FACEBOOK:

Leave a Comment