La estrategia perversa: menos Estado, menos soberanía, menos independencia
JENARO VILLAMIL
14 de Diciembre de 2013
REFORMA ENERGÉTICA
El ritual con que el PRI y su interesado compañero de la derecha, el PAN, festejan la reforma en materia energética sólo encuentra paralelo en la ingenuidad del PRD, partido que al sumarse al Pacto por México convalidó un supuesto acto “pluralista” cuyas consecuencias hoy vemos: Una Constitución ultrajada para permitir el saqueo legalizado de los recursos energéticos de la nación por parte de intereses privados, sobre todo extranjeros. Para Diego Valadés, uno de los constitucionalistas más notables y reconocidos del país, en los hechos esta reforma es un acto netamente privatizador. Y advierte: A partir de ahora, los mexicanos “vamos a tener otro Estado”, que será “pequeño, subsidiario, no intervencionista, pero tampoco democrático”.
La reforma constitucional aprobada por el Congreso “no es sólo un cambio en la estructura de la propiedad de los hidrocarburos, sino un cambio en la estructura del Estado”; se fortalece el “hiperpresidencialismo”, se genera una “severa mutilación de las facultades del Congreso”, se pierde soberanía ante los tribunales internacionales y el gobierno “se queda sin el instrumento legal necesario para la intervención y la expropiación” en el sector energético.