El debate

Publicado el junio 16, 2011, Bajo Nacional, Autor MonaLisa.


Por: Alberto Aguirre M. / El Economista/ 16 Junio, 2011 – 02:45

Uno de los estrategas más exitosos de los últimos tiempos caracteriza: “veremos a Fray Bartolomé de las Casas contra Santa Claus, contra Pepe El Toro”. Así aparecen –a los ojos de mucha gente– los contendientes por la gubernatura del Estado de México: el panista Luis Felipe Bravo Mena, el perredista Alejandro Encinas Rodríguez y el priísta Eruviel Ávila Villegas en el segundo encuentro que sostendrán en el Canal de las Estrellas.

La temporada de debates se inauguró hace un mes, con la aparición que tuvieron los candidatos en el programa Punto de Partida, que conduce la queridísima colega Denise Maerker. Continuó hace dos semanas, en el encuentro que sostuvieron en Toluca, organizado por el Instituto Electoral del Estado de México y moderado por el periodista Carlos Puig.

A diferencia de las experiencias previas, la emisión que conduce Joaquín López-Dóriga tendrá una difusión más profusa y, por lo mismo, un rating mayor. Se plantea, por supuesto, el dilema de corroborar que de los tres, Encinas Rodríguez está mejor armado para el manejo mediático o –que sería complementario– que el puntero en la contienda –Eruviel Ávila– está limitado, discursivamente hablando.

Para Luis Felipe Bravo Mena una derrota significaría la tumba, políticamente hablando. Las mediciones disponibles –públicas y privadas– lo ubican en el tercer lugar a tres semanas de las votaciones.

Aunque nadie le está regateando el respaldo de la cúpula partidista y del aparato calderonista, los empresarios están cortando los suministros que pondrían al aparato panista mexiquense en movimiento en la etapa decisiva de esta contienda.

Bravo Mena no puede quedarse con el gusto de tener un desempeño sobresaliente. Tiene que ser el mejor. En caso contrario, las presiones para que decline se volverán un peso difícil de soportar. La estrategia que siguió en los encuentros anteriores resultó conveniente, pero no exitosa. No puede perder más tiempo en tratar de cuestionar al perredista. Sus clientelas electorales ni siquiera son las mismas…

En las últimas semanas, dentro y fuera del PAN, dan por descontado que su única aspiración es no quedar en tercer lugar. Si así ocurriera, el 3 de julio próximo no será una derrota para Bravo Mena, sino para la estrategia que busca posicionar al blanquiazul como el rival más fuerte en la contienda por la Presidencia de la República en los comicios federales del 2012.

Para Alejandro Encinas, en cambio, el reto de mantenerse como el más experimentado, entre los aspirantes a la gubernatura del Estado de México parece no representar dificultad alguna. Sin duda, es el más articulado de los tres aspirantes y, si bien ha seguido los consejos de los asesores españoles que le recomendó el jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard (José Luis Sanchís y Aleix Sanmartin, entre ellos) cuenta con el criterio y la sagacidad para romper el guión y afrontar un encuentro sin formato, como el ocurrido en el horario habitual de Tercer Grado.

Una definición, válida para este debate y los que sigan: si Bravo Mena y Encinas Rodríguez se canibalizan, ganará Eruviel Ávila por default. Justo en los terrenos del priísta es donde surgen más incógnitas. Es previsible que mantenga su estrategia de presentarse como el candidato de las ideas y las propuestas, pero tendrá que contestar a los ataques, que ahora no sólo versarán sobre su gestión como alcalde de Ecatepec o su pertenencia (o no) al Grupo Atlacomulco. El caso de Jorge Hank Rhon y el Chairesgate salpican su campaña y, en consecuencia, tendrá que responder.

Adicionalmente está el morbo alimentado por el error táctico cometido por su equipo en el anterior debate. Según testigos presenciales, el priísta permitió que una maquillista contratada por el Instituto Electoral del Estado de México le pusiera el rubor que tantos comentarios desató en los días previos. Al respecto, una anécdota de libro de texto: en el primer debate televisado entre los candidatos presidenciales en Estados Unidos (John F. Kennedy versus Richard Nixon, en 1960), el demócrata llegó al estudio televisivo ya maquillado.

El incidente de sus chapas aún ayer era materia de polémica. Y es que Ana Vásquez Colmenares, consultora en imagen pública con más de 15 años de experiencia, rechazó públicamente las imputaciones de haber sido la responsable del fallido maquillaje del abanderado priísta el pasado 8 de junio. Más allá de las aclaraciones correspondientes, después de que se le negara el derecho de réplica, una parte del equipo de asesores de Ávila Villegas quedó al descubierto: además de Vásquez Colmenares, al servicio de la coalición Unidos Por Ti también trabajan el estratega Héctor Llerena y el publicista Joaquín Díaz. Inicialmente llegaron al territorio mexiquense con el equipo de Nueva Alianza, que coordina Mónica Arriola Gordillo –hija de la Presidenta Vitalicia del SNTE– pero fueron adoptados apasionadamente por el coordinador de la campaña y líder del PRI mexiquense, Luis Videgaray, quien ha tenido constantes roces con su candidato.

A raíz de esa imputación, la politóloga recibió numerosas llamadas, críticas veladas, burlas, tweets ofensivos y también glaciales silencios. “Temo haber perdido clientes potenciales y, sobre todo, me molesta que mi reputación, que tantos años me he tardado en construir, se vea golpeada de esa manera tan injusta”, se quejó.

En éste y los subsecuentes debates, mucho más que la reputación de una estratega electoral está en juego.

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