La reforma energética y los nuevos cárteles

Publicado el diciembre 17, 2013, Bajo Nacional, Autor LluviadeCafe.

PorJavier Jiménez Espriú

Sin maíz, no hay país

Sin petróleos, los santos óleos

Con la genuflexión de los congresos locales, que acatan sin chistar las órdenes de sus respectivos gobernadores –bendita división de poderes–, quedará consumado el mayor atentado contra el patrimonio de los mexicanos y la soberanía nacional que haya cometido gobierno alguno posterior al movimiento de la Revolución Mexicana. Un grave error histórico. Una infamia.


Todos, como en el Congreso federal, sin leer siquiera, ya no digamos estudiar, el decreto de ley que fue aprobado, lleno de inconsistencias y contradicciones, en una actitud de servilismo y abyección de quienes prefirieron la cómoda sumisión recompensada al ejercicio de la libertad de expresión y de conciencia, aunque su nombre quede grabado con letras negras de color petróleo, en el muro de la ignominia de la historia de México. Es inaudita –y vergonzosa– no sólo la unanimidad en esta polémica Reforma de los parlamentarios del PRI, sino la inexistente manifestación de cuando menos una duda o la tímida actitud de una abstención, frente a lo que se presentaba. ¡Nada!

¡Qué lamentable espectáculo el de nuestra clase política!

Sin el menor recato, sin siquiera el cuidado de las formas e ignorando conscientemente el fondo y la trascendencia del hecho, e ignorando desde luego también, con desprecio total a la opinión de la mayoría del pueblo mexicano, la reacción, empoderada a saco en las cámaras y en el Ejecutivo de la Unión, impuso las normas que a su vez le imponen los jefes de la política mundial –que para algo espían a los candidatos, convirtiéndolos en promotores obligados e incondicionales de sus deseos– y los jerarcas nacionales e internacionales del dinero, su única patria.

Lea artículo completo: http://www.jornada.unam.mx/2013/12/17/politica/008a1pol

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