Bush y Hollande: un mismo discurso frente a atentados

Publicado el noviembre 16, 2015, Bajo Internacional, Autor LluviadeCafe.

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Imagen;taringa.net
REVOLUCION 3.0
En tiempos modernos resaltan dos atentados terroristas. Se trata del acontecido el pasado viernes 13 en París, Francia, el cual revive otro hecho ocurrido el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Estados Unidos. Ambos casos fueron detonantes para que los Gobiernos de las naciones involucradas declararan abiertamente una supuesta guerra contra el terrorismo y agredieran otras naciones.
Recientemente, la capital francesa fue escenario de atentados simultáneos que mancharon de sangre inocente varias calles y sitios emblemáticos de París.

En uno de ellos estaba presente el mandatario de esa nación, François Hollande, quien pudo salir ileso, suerte que no tuvieron las 132 personas que han sido contabilizadas por las autoridades como fallecidas, además de unos 300 heridos, varios de ellos en estado grave.

Guerra declarada

Las primeras palabras del Jefe de Estado ante este hecho que conmocionó al mundo fue: “Francia está en guerra contra el terrorismo yihadista”, tras conocerse que los involucrados en el atentado eran miembros del autodenominado Estado Islámico (EI) instalado en Siria e Irak.

El mandatario francés solicitó al Consejo de Seguridad de la ONU una reunión de urgencia para que se apruebe una resolución que permita actuar contra los terroristas e indicó que mientras esto sucede realizarán ataques contra ellos.

La frase de Hollande emitida este lunes en el Parlamento, marcada claramente por el espíritu de guerra, fue muy parecida, por no decir igual, a la pronunciada por el presidente de Estados Unidos -para ese entonces-, George Bush, tras el atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas.

“Nuestra guerra contra el terror comienza con Al Qaeda, pero no termina allí. No terminará hasta que cada grupo terrorista de alcance mundial haya sido encontrado, detenido y vencido”, fueron las palabras de Bush ante el Congreso estadounidense diez días después del atentado.

Ambos mandatarios alegaron que los grupos terroristas atacaron a sus pueblos por ser naciones libres en expresión, voto, religión y por ser la “patria de los derechos humanos”. Ante ello, tanto Bush como Hollande dijeron que responderán fríamente a los ataques utilizando todo el poder de sus Estados.

En este sentido, Bush marcó un discurso más desafiante al decir que su respuesta involucraría mucho más que una represalia instantánea y golpes aislados. “Los estadounidenses no deben esperar una batalla, sino una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás”, e incluso instó a todas las naciones del mundo a decidir estar con ellos o con los terroristas.

Lo cierto es que el Gobierno norteamericano logró acabar con el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, y con buena parte de la red terrorista para aparentar la respuesta del Gobierno ante el atentado, debido a que el verdadero objetivo era propiciar toda una guerra en Afganistán con incalculables pérdidas de vidas humanas entre la población civil.

De esta red, quedaron algunas células que se integraron a una nueva formación criminal que, irónicamente, han surgido con la ayuda del propio Gobierno estadounidense, que se ha encargado de financiar a los mercenarios del Estado Islámico.

La nueva visión de EE.UU. es derrocar al presidente de Siria, Bashar al-Asad, hecho en el que también están metidas las manos de Francia y Arabia Saudita, quienes apoyan la medida por una sola causa: petróleo.

Se abre la excusa para seguir propiciando la guerra en Siria

Ante este nuevo atentado terrorista en París, se desprenden de nuevo las versiones que surgieron para el 11 de septiembre 2001, como el hecho de que este ataque forma parte de una estrategia para justificar la guerra que lleva a cabo Francia y sus socios en la intervención de varios países del Medio Oriente, especialmente Siria.

Especialistas coinciden en que estos ataques son consecuencia de las políticas adoptadas por esas naciones Occidentales, como la de Hollande, y su supuesta política de lucha antiterrorista en Siria.

Lo mismo ocurrió con el caso de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, los cuales están marcados por la controversia de que la CIA fue la que propició este ataque para que el Gobierno de esa nación tuviera la excusa de poder librar una guerra contra Afganistán sobre la base de que esa nación era un estado patrocinador del terrorismo, de apoyo de Al Qaeda.

Lo cierto es que EE.UU. apoyó a Al Qaeda y sus organizaciones afiliadas desde hace casi medio siglo desde el apogeo de la guerra afgano-soviética, cuando los campos de entrenamiento de la CIA se establecieron en Pakistán, donde fueron entrenados unos 35 mil yihadistas procedentes de 43 países islámicos, entre ellos Bin Laden quienes fueron reclutados por la CIA para luchar en la jihad afgana.

El Gobierno norteamericano suministró armas a las brigadas islámicas, todo bajo “una buena causa”: la lucha contra la Unión Soviética y el cambio de régimen, lo que llevó a la desaparición de un gobierno secular en Afganistán.

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